La obesidad y el sobrepeso en la población mexicana se han incrementado en los últimos 20 años, lo cual no sólo se debe al sedentarismo o falta de actividad física, sino por la adopción de hábitos alimenticios nocivos, señala una nota publicada por la Gaceta UNAM, correspondiente al 18 de junio de 2012.

 

De acuerdo con Alejandro Calvillo Unna, miembro de la asociación civil El Poder del Consumidor, algunos estudios confiables indican que en el lapso indicado el consumo de refrescos embotellados se ha incrementado en 40%, mientras que el de frutas y verduras descendió 30%.

Durante su participación en la conferencia El negocio de las refresqueras y del agua embotellada en México: nutrición, pobreza y política de Estado, efectuada en el Centro de investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y humanidades (CEIICH), añadió que un fenómeno de mercadotecnia, arropado en estrategias para acaparar el mercado por parte de la industria refresquera, se ha transformado en un problema de desnutrición de la población, sobre todo infantil, en innumerables localidades de nuestro país.

Calvillo agregó que, de acuerdo con cifras de la Universidad de Yale, cada mexicano ingiere, en promedio, 163 litros de refresco al año, lo que nos coloca entre los principales consumidores de este tipo de bebidas en el mundo.

En el mismo evento, Abelardo Ávila Curiel, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, criticó la política alimentaria del país y habló de la publicidad dirigida a los niños, con la consecuente invasión de espacios públicos.

En opinión del especialista, la falta de normas legislativas para regular la publicidad dirigida a los menores ha propiciado que en las escuelas se expendan alimentos chatarra, incluidas las bebidas de cola. “Un refresco de 600 mililitros contiene el equivalente a 12 cucharadas de azúcar, sodio, y el colorante caramelo IV, relacionado con problemas cancerígenos”.

En este sentido, un estudio reciente en la población escolar de algunas zonas del Estado de México en que se midieron distintos indicadores metabólicos, reveló en los infantes problemas de desnutrición, obesidad y propensión a la diabetes, entre otras afecciones. Como factor en común, se observó un alto consumo de bebidas embotelladas y de grasas de mala calidad en escuelas, por lo que es necesario tomar medidas que reduzcan la ingesta de chatarra.

Finalmente, Amaranta Rodríguez Saavedra, documentalista de Cacto Producciones, destacó la manera en que, por medio de videos, se trata de informar a públicos más amplios sobre esta situación que vulnera la salud de los escolares, sobre todo en zonas rurales. Dichos audiovisuales pueden consultarse, entre otros, a través de la red en su canal de YouTube: http://www.youtube.com/user/DETRASDETICINEMA

 

 

Fuente: Rafael López. "Los refrescos, un riesgo para la salud". Gaceta UNAM. 18 de junio de 2012, p. 11.