NATRUM MURIATRICUM



























NATRUM MURIATRICUM, personalidad.


La característica principal que subyace en la patología de Natrum muriaticum es la introversión surgida de un sentimiento de gran vulnerabilidad al daño emocional. Los pacientes Natrum muriaticum son muy sensibles emocionalmente; experimentan el daño emocional de otros y sienten que toda forma de rechazo, ridículo, humillación o pena sería personalmente intolerable. En consecuencia levantan un muro de invulnerabilidad, se encierran en su propio mundo y prefieren mantener el control sobre sus circunstancias. Evitan ser heridos a toda costa.

La persona susceptible a desarrollar el tipo de patología Natrum muriaticum es emocionalmente sensible y vulnerable, pero clara y fuerte en los niveles mental y físico. Mentalmente tienen un alto grado de objetividad y conciencia, así como gran sentido de la responsabilidad. Por tal motivo tienden a convertirse en el oído compasivo que los demás buscan cuando están apenados. La sensibilidad emocional y el sentido de la responsabilidad llevan fácilmente a tales personas a los campos de la asesoría, psicoterapia, sacerdocio, etc. Cuando escuchan compasivamente los sufrimientos de alguien, mantienen su objetividad y aparentan ser muy fuertes. Sin embargo absorben in-ternamente el dolor de los otros y meditan sobre ello después; en particular se preguntan: «¿Cómo reaccionaría yo en tal situación? ¿Cómo me lo tomaría?».


A lo largo de la vida, los individuos con tendencias Natrum muriaticum experimentan profundamente toda impresión, acumulando conciencia y comprensión por encima de la de su propia edad. Son fuertes y gustan de enfrentarse a circunstancias difíciles, incluso las que implican riesgo emocional. Al principio le gusta la compañía y se nutren del contacto emocional con los demás. Disfrutan del afecto recibido de los otros —en verdad, internamente lo esperan y piden, aun cuando ellos mismos no expresen afecto con facilidad—. Son tan sensibles que les hiere el más ligero comentario o gesto que pueda implicar rechazo o ridículo. Los adolescentes Natrum muriaticum, por ejemplo, son reacios a las citas por miedo al rechazo. Incluso los desaires imaginarios pueden causarles sufrimiento. Tras ser heridos varias veces aprenden a ser cautos. Se lo pensarán dos veces antes de verse implicados en una experiencia emocional. Se vuelcan en actividades solitarias, emocionalmente «seguras», v.g. leer libros (habitual-mente de ficción romántica o sobre temas con valor práctico en las relaciones humanas), escuchar música, cavilar sobre ideas y fantasías.

Pueden estar completamente satisfechos en su aislamiento. Tienden a ser autosuficientes, deseando resolver los problemas por sí mismos sin confiar en la ayuda de otra persona. Gradualmente llegan al extremo de no necesitar contacto con el mundo exterior. Si alguien entra en su mundo privado, solitario, pueden sentirse ofendidos. Su interés primordial en la vida llega a ser «no herir y no ser herido».
El resultado del dolor emocional en sí mismos o en otros, será el fin del mundo para ellos; son absolutamente incapaces de infligir conscientemente dolor a los demás. Por este motivo se vuelven muy serios. No pueden gastar bromas que inadvertidamente puedan ridiculizar a alguien. Pueden parecer sumamente objetivos y fríos ante los demás porque intentan así no revelar su propia vulnerabilidad emocional y no producirles daño. Esto, unido al sentido de responsabilidad de Natrum muriaticum, resulta en un sentimiento de culpabilidad, que es un poderoso factor motivador en sus vidas.
Físicamente, los niños con tendencias Natrum muriaticum tienden a ser delgados y delicados. Es común ver una línea horizontal fina y precisa, dividiendo el párpado inferior en dos. Esta línea se ve comúnmente en chicas jóvenes con carácter histérico; otros remedios con esta línea son Asafoetida, Lilium tig. y Moschus. Además, puede haber una fisura característica en la mitad del labio inferior.



El niño Natrum muriaticum es muy sensible a la disarmonía. Si los padres se pelean el niño puede no reaccionar inmediatamente pero sufrirá por dentro, quizá al extremo de desarrollar una afección física.
Generalmente tales niños se portan bien; no es necesario una disciplina rigurosa, porque una simple mirada desaprobatoria bastará.
La tendencia histérica en niños Natrum muriaticum se ve fácilmente cuando son reprendidos con severidad. Reaccionan entonces en grado extremo, cayendo al suelo en un berrinche, pataleando y gritando. Las palabras de consuelo, o restablecer su confianza no sirve, incluso pueden empeorarles; continuarán con el berrinche hasta que decidan parar por sí mismos.
A edad más avanzada, la tendencia histérica se muestra de otra forma. Ordinariamente, las personas Natrum muriaticum no expresan fácilmente la emoción; no lloran fácilmente, por ejemplo, cuando se apenan. Ante estas situaciones, pueden permanecer impasibles. Sin embargo, cuando están nerviosos o bajo un estado de tensión, tienden a reírse ante situaciones serias; posteriormente pueden pasar a reírse de forma histérica y cuando esta risa se vuelve incontrolable se convierte en un llanto histérico.

Los adolescentes tienden a estar callados y apartados, pero con un sentido de responsabilidad y de integridad. En una fiesta se sientan a un lado recreándose en observar a los demás e imaginando lo que experimentan. Si se sienten atraídos por alguien no flirtean. En verdad, pueden parecer no prestarle atención en absoluto, sólo observan a la otra persona con el rabillo del ojo. Fantasean con que la otra persona se siente igualmente atraída y exageran romántica y desproporcionadamente toda la situación. A esto se refiere Kent cuando dice que una chica que necesita Natrum muriaticum se enamorará fácilmente de un hombre casado o de alguien inalcanzable. Esto le produce una intensa angustia y pena, y el resultado es una mayor introversión.
Desarrollan intensos apegos emocionales y sentimentales por la gente, pero ellos no muestran sus sentimientos. Una hija puede tener un profundo sentimiento hacia su padre sin que nadie más lo sepa. Entonces el padre muere. La hija sufre en silencio, se encierra en su habitación y llora sobre la almohada. Para sorpresa de cuantos la rodean, que no comprenden la intensidad de su afecto, se vuelve muy introvertida, sólo queriendo estar a solas con sus libros y su música. No hay lamentos ni llantos delante de los demás —quizá ocasionales suspiros—. Este estado interno continúa hasta que finalmente se rompe. Entonces aparecen sollozos incontrolados, histéricos, con agitación de todo el cuerpo, espasmos, temblores. Tal estallido dura ge- neralmente poco tiempo, pues rápidamente recupera el control y la compostura.



La primera fase de la patología en Natrum muriaticum aparece en el nivel físico. Pueden padecer gastritis, artritis, migraña, úlcera maligna o herpes en el labio inferior. Como cabría esperar, es probable que tales condiciones ocurran tras un período de introversión después de una pena o humillación severas.
Por otra parte, el paciente puede volverse histéricamente reactivo a toda influencia del entorno —hipersensible al ruido, a la luz, al humo del tabaco, etc.—. Son frecuentes en tales pacientes las alergias y los eccemas.
También son muy frecuentes en Natrum muriaticum los trastornos neurológicos. Por ejemplo, son frecuentes las neuralgias que afectan al ojo izquierdo o a nervios intercostales izquierdos. La esclerosis múltiple responde a menudo a Natrum muriaticum, cuando la totalidad de síntomas se corresponden. También pueden sufrir cardiopa-tías, pero tienden a manifestarse como arritmias y palpitaciones —desencadenadas por la influencia del sistema nervioso sobre el corazón.
Es durante las fases más precoces de la patología cuando se ven algunos de los más conocidos síntomas claves de Natrum muriaticum. El paciente tiene marcado deseo de sal, aversión por la comida viscosa y grasa también al pollo. Característicamente hay intolerancia al calor, sensibilidad a la luz y agravación (en particular de cefaleas y piel) por el sol. Esto es cierto en grados variables para todos los Na-trums, pero igualmente está más o menos expresado en Natrum muriaticum. La agravación de Natrum muriaticum por el sol y la luz no es tan marcada como en Natrum sulph. y su agravación por el sol no es tanta como en Natrum carb. El paciente Natrum muriaticum puede ser sensible al calor y al frío, generalmente más al calor. Es menos sensible al calor que N. sulph., y menos sensible al frío que N. carb.
Un síntoma característico de Natrum muriaticum es la incapacidad de orinar o defecar en presencia de otros. Esto viene del miedo al ridículo, que produce una contracción de los músculos esfinterianos, que sólo se relajarán cuando el paciente esté solo.
Al ir aumentando la vulnerabilidad emocional de forma patológica, el paciente se deprime. Es una depresión inconsolable que puede volverse suicida. Supongamos, por ejemplo, que un hombre joven experimenta un rechazo o pena severos; se retira a su habitación y pone la música más triste que encuentra. Esa música no está destinada a aliviar la depresión, sino más bien aumentarla. El paciente se revuelca en la depresión. Si algo ha ido mal lo exagera desproporcionalmen-te. No permite la ayuda de nadie e intenta resolver el problema por sí mismo. Finalmente, en este punto, cuando la depresión empieza a ceder y recupera una perspectiva de la vida más apropiada, la música alivia al remanente de la depresión. En este sentido la música puede agravar o mejorar a Natrum muriaticum, según las circunstancias.
Esta forma de depresión es una especie de reacción histérica. Ordinariamente, el paciente Natrum muriaticum es objetivo mientras puede mantener el control sobre las emociones; pero cuando el control emocional cede, el paciente se vuelve irracional y la esfera emocional lo domina todo.
Cuando la patología progresa más allá de la fase de depresión, el paciente comienza a experimentar una periodicidad de los síntomas físicos y alternancias del humor.



Los trastornos físicos se presentan a veces a intervalos predeci-bles. De ahí que Natrum muriaticum esté indicado a menudo en pacientes que han padecido malaria en el pasado o que han sido afectados adversamente por compuestos de quina; también puede ser útil en pacientes en cuya familia ha habido malaria. Los ataques de migraña vistos a menudo en Natrum muriaticum tienden a presentarse en momentos fijos, normalmente entre diez de la mañana y tres de la tarde. De forma similar, los ataques de asma tienden a ocurrir entre cinco y siete de la tarde.
El humor oscila entre una depresión irracional y un optimismo irracional. Cuando la objetividad del paciente se afecta, todo se lleva al extremo en el nivel emocional.
En esta fase, algunos de los síntomas físicos característicos pueden desaparecer gradualmente. Conforme la patología progresa a niveles más profundos, puede no haber ya deseo de sal, aversión a comida viscosa o grasa, agravación por el sol, etc. La desaparición de estos rasgos es directamente proporcional a la progresiva profundiza-ción del estado patológico. A menudo será necesario que el homeópata interrogue al paciente sobre tales síntomas no sólo en el presente, sino también en el pasado.
Cuando la patología alcanza el nivel emocional, el primer temor que aparece es la claustrofobia. En fases precoces, los pacientes Natrum muriaticum disfrutan de relativa libertad emocional y se toman a mal cualquier limitación impuesta por otros. Más adelante, su pro- pia vulnerabilidad hace que se cierren en sí mismos. Cuando perciben la misma clase de limitación en el exterior (v.g., lugares cerrados o estrechos) como la que han creado dentro, se vuelven temerosos.
Junto a la claustrofobia se produce una rigidez en los planos mental y emocional. El paciente desarrolla ideas fijas; las cosas se ven en términos de bueno o malo, verdadero o falso, correcto o incorrecto, práctico o no práctico.
Con el tiempo aparece una ansiedad hipocondríaca por la salud, en particular en relación con enfermedad cardíaca. Esta hipocondría se relaciona con el fastidio visto en Natrum muriaticum. El paciente se ve empujado por la necesidad compulsiva de evitar la contaminación —siempre limpiando, lavándose las manos, desinfectándolo todo—. En Natrum muriaticum el fastidio es específicamente miedo a la infección microbiana, y no tanto el sentimiento de asco visto en otros remedios (Sulph., Puls., Merc, Phos., Mezereum). Así mismo, en Natrum muriaticum la ansiedad por la salud es mucho menos sig-nificativa que la hipocondría, que es más que ansiedad —atención compulsiva a los detalles de la salud.

Finalmente, incluso los compulsivos mecanismos de control ceden completamente, y la persona expresa abiertamente todo lo que previamente había rechazado. Se vuelven impúdicos, exhibicionistas, hablan obscenamente, etc. En la fase final, los pacientes Natrum muriaticum, por lo general, no pierden el control hasta el punto de desarrollar una locura total, pero pueden tener una conducta desvergonzada. 


Fuente: Esencia de Materia Medica Homeopatica del profesor George Vithoulkas.