Las dietas de verano pueden desencadenar la aparición de trastornos alimentarios



La balanza apunta el punto medio entre el exceso y defecto trenzando un objetivo:  el equilibrio. 

En verano se expone nuestro físico y con ello nos compromete, mostrando una imagen, la mayoría de las veces nada ajustada a los cánones de moda textil en ello dejamos entrar la creencia de que no estamos ajustados al patronaje social aceptable, algunas veces lo compensamos con un casi cuerpo perfecto, otras en cambio, nos revelamos haciendo ingestas abundantes descontroladas y la peor de todas ellas cuando nos boicoteamos dejando de comer. En estas precarias fases extremas, en cada una de ellas podría ser sinónimo de donde ¿se muestra nuestra mascara o parte a esconder?. 

Una posible forma de autoajuste seria mediante Medicina Biorreguladora y/o Terapias Biorreguladoras Complementarias.










Informacion importante expresada por Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA):


Las dietas de verano pueden desencadenar la aparición de trastornos alimentarios

Cuando llega el verano aumenta la tendencia a centrarse más en la imagen corporal. ¿Quién no ha caído alguna vez en la famosa operación biquini? Algunas personas se encuentra que cuando se prueba la ropa del verano pasado, ya no le está bien. Hay un bombardeo generalizado en los medios de comunicación sobre cómo perder peso en pocos días y eso desencadena la obsesión por realizar dietas de adelgazamiento.

Desde el Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) se considera que pese a que el verano no es evidentemente el causante de los trastornos de la conducta alimentaria,

ya que es una enfermedad mental provocada por muchas causas, sí que es cierto que las dietas adelgazantes, con la correspondiente pérdida de peso, pueden ser un factor desencadenante de la enfermedad. Este hecho actúa de desencadenante cuando existen de base unos factores de vulnerabilidad como la baja autoestima, la obsesividad, el perfeccionismo, la autoexigencia extrema, la dificultad en canalizar adecuadamente las emociones o conflictos familiares que van perpetuando la enfermedad como una manera de evadirse de los miedos que provoca la vida.

Todo el mundo puede sufrir la operación biquini, pero si no existen de forma previa esos factores de vulnerabilidad, se reduce simplemente a hacer dieta dos semanas o vivir esa subida de peso con total normalidad y aceptación.

Otro posible factor causal del trastorno alimentario asociado al verano son los viajes de adolescentes al extranjero en los meses de vacaciones. Hay una pérdida de los hábitos alimentarios normalizados y se baja de peso, cayendo en la enfermedad siempre y cuando se tengan esos factores de vulnerabilidad que predisponen.


La prevención y el tratamiento en verano

En personas que ya tienen el trastorno de la conducta alimentaria pero sin
diagnosticar, el verano es un buen momento para que la familia y la gente de
alrededor pueda observar la posible pérdida de peso que ha permanecido oculta por las ropas anchas y largas del invierno. Hay que tener en cuenta que los enfermos de anorexia, bulimia y otros trastornos de la alimentación son expertos manipuladores capaces de pasar años enfermos sin que el entorno sea consciente del problema.

Según la experiencia de ITA, en aquellas personas que son conscientes de la
enfermedad y que están realizando un tratamiento, el verano puede ser un factor de estancamiento temporal por la aparición de más dificultades de lo habitual con la imagen corporal y por la presencia de más pensamientos distorsionados en cuanto al cuerpo. Es importante prever la posible situación de riesgo y anticipar el trabajo terapéutico a esos aspectos concretos para evitar recaídas.



Extraido de: http://www.itacat.com/ftp/dietas_verano_y_los_tca.pdf