Tengo 46 años mejores que mis 26: gestiono mejor mis emociones y me he
aceptado. Dos hijos, gracias a Dios muy activos. El doctor Willett
me enseñó a investigar en Harvard, pero disfruto del trato con los pacientes.
Contra la epidemia de obesidad, información y conciencia.
Homo obesus
El paso de la caza nómada al sedentarismo hace 10.000 años empobreció la
dieta con las grasas saturadas del ganado; disminuyó la altura y aumentó el
raquitismo, la osteoporosis y la caries e inició la obesidad al modificar los
genes del ágil cazador. Hoy GarcÃa Closas ve a familias haciendo deporte y a
otras de menor renta comiendo patatas fritas a paladas –la comida insana es ya
la más barata– después de ver tele todo el dÃa. Tal vez los paleoantropólogos
también estudien un dÃa que la globalización degradó nuestra dieta mediterránea
hasta la pandemia de obesidad que padecemos, empezando por los más pobres. Ojalá
encuentren aquà la sana información necesaria para frenar su
avance.
Nuestra sociedad fabrica obesos tristes. Genera
frustración y ansiedad. Y, en vez de pasearlas con los amigos como antaño,
propicia nuestra pasividad solitaria ante múltiples pantallas.
Siempre en busca de un buen sofá.
¿Sabe por qué los enamorados adelgazan?
¿Los sinsabores del mal de amores?
Al contrario: están dopados y felices con las endorfinas y por eso comen
menos. Buscamos en la comida lo que no nos da la vida.
Y hay tentaciones en cada esquina.
Muchas de ellas empaquetadas, pero crujientes, gracias a la grasa trans que
acompaña a alimentos insanos, aunque gratificantes por su elevadÃsimo IG (Ãndice
glucémico: glucosa en sangre). Te sacian enseguida al dispararlo, pero, tras dos
horitas, lo dejan incluso más bajo que antes... Y quieres más.
¿Una calorÃa no es una calorÃa y punto?
Importa más lo que comes que cuánto comes. Toda la harina blanca: desde la
barra de pan blanco de toda la vida hasta la bollerÃa y pastelerÃa; o las
patatas; la pasta –y peor si está muy cocida–; las bebidas embotelladas
azucaradas; todas esas chucherÃas cargadas de aditivos y azúcar... Causan
obesidad por su alto IG: ¿sabe que el pan blanco tiene un IG más alto que el
azúcar?
Con lo bueno que está.
¡Por eso mismo! Si lo sustituye por pan negro de grano entero –no integral a
medias–, le gratificará menos de entrada, pero no le engordará. Nos conviene el
milagroso yogur con probióticos para la flora intestinal; frutos secos, las
frutas, los cereales y verduras: espárragos, puerros, dalias, achicoria...
Recuperémoslas. Pero, además del IG, en nuestra dieta influyen también las
grasas...
¿Todas son igual de malas?
De nuevo importa más el tipo que la cantidad. La mejor serÃa la del pescado
azul o la del aceite de oliva o frutos secos, y la peor, la grasa hidrogenada o
trans: que convierte galletas, patatas, aperitivos y tanta comida empaquetada en
crujiente y apetitosa.
Y conveniente para guardar y vender.
Pero perjudicial para comer. La paradoja es que la industria ha logrado
abaratar esos alimentos insanos de paquete y conserva y, en cambio, los buenos
alimentos frescos son cada vez menos disponibles y más caros.
Por eso hoy estar gordo es de pobre.
Las clases menos favorecidas sufren más frustraciones y tienen menos
información, por eso son las primeras vÃctimas de la epidemia de obesidad que
nos asuela.
Hay quien come de todo y no engorda.
Solo el 10% goza de una genética que se lo permite, según el estudio de
Willett et al., en Harvard, sobre 120.000 personas durante 20 años. El resto si
no vigila, engorda.
Hoy se hace mucho deporte.
Pero menos ejercicio inadvertido: mi abuela gastaba el doble de calorÃas
haciendo la cama que yo con edredón, auxiliada además en todo por
electrodomésticos. No compare mi infancia de correteos por las calles...
Cuando estar hermoso era estar sano.
Con los niños de hoy frente a sus pantallas dÃa y noche. "Rapaza: come o pan,
e asà te crecerá o peito" (el pecho), me decÃa mi abuela gallega. Pero ¡qué pan!
Predominaban alimentos frescos en la mesa y gozábamos del equilibrio de paseos y
charla en la calle que liberaban endorfinas lentamente.
Perder el tiempo con gente es ganarlo.
Mi abuela iba al huerto cada dÃa a los 80 y no dejaba pasar una oportunidad
de comadreo. Y es que la obesidad no es sólo cuestión de alimentación: es un
fallo del equilibrio dieta-ejercicio-relajación. Y la conciencia de vivir el
momento ayuda: por eso aconsejo el rito ansiolÃtico de bendecir la mesa.
Los ateos que mediten un minuto.
Sin goce, hay más engorde. Oler, saborear, compartir el rito de la comida
ayuda a que transcurran sin ansiedad los 15 minutos que necesita para llegar al
cerebro la señal de saciedad. Si usted conversa relajado mientras llega, no
engulle como un poseso.
Y cuando llega, no he comido el doble.
Si comes sin ansiedad, comes menos. La relajación ayuda a no engordar, igual
que las sanÃsimas ocho horitas de buen sueño.
¿Si comes menos vives más?
La obesidad causa inflamación –relacionada con el envejecimiento– y acelera
la oxidación celular, porque la grasa segrega moléculas proinflamatorias. Pero
yo aconsejo comer más de lo bueno y menos de lo malo.
Que tu alimento sea tu medicina.
La cita es exacta, porque para frenar esa oxidación y desinflamar podemos
tomar alimentos de la dieta Smart que prescribo con Willett: algunos de la dieta
mediterránea, que cada dÃa alabamos pero olvidamos, como el vino tinto, los
frutos secos –ojo: son sanÃsimos, pero muy calóricos–; aceite de oliva,
pescados...Y de otras dietas, como el cacao y los frutos rojos o el té verde
¿Hay michelines peores que otros?
La grasa subcutánea bajo la piel en caderas, muslos y glúteos de las señoras
premenopáusicas es una obesidad ginoide o periférica y no es peligrosa...
Rubens la idealizó; hoy no es estética.
... En cambio, la grasa abdominal androide o central sà es muy perjudicial y
propicia las cardiopatÃas. MÃdase la cintura y si supera los 102 centÃmetros –88
en las señoras–, adelgace con urgencia.
Por La Contra también pasó Dukan...
La suya no es una dieta sana. Yo rechazo la ingestión masiva de carne roja,
porque favorece el envejecimiento prematuro y las cardiopatÃas.